Thursday, March 15, 2007

Kid Betún


El servicio de documentación me ha dado una sorpresa esta tarde. Hace tiempo que no lo veo por ahí, pero esta tarde ne he llevado una alegría al encontrarme con Kid Betún en la pantalla, en una foto de Miguel Gómez. Cuelgo la imagen y rescato el perfil que un día tuve la suerte de escribirle, en una deliciosa visita al altillo de los personajes entrañables que nunca existieron. O sí.

El enésimo asalto de Kid Betún

Cádiz y José Luis se necesitan como la mata y la patata. Solamente en esta tierra anclada en el tiempo, deliciosamente absurda y con el surrealismo por bandera podían darse las condiciones ambientales necesarias para que fraguase un personaje de leyenda como él. Kid Betún significa luchador, fantástico, perdido, limpiabotas ganador algunas veces y perdedor otras más, demostración viviente de su propio teorema: «El que da recibe y el que recibe, da».
El cineasta malagueño Raúl Mancilla se ha propuesto retratar para los tiempos los mil combates del limpiabotas oficial de la ciudad y prepara un documental de 27 minutos sobre su vida. «Quiero recoger la capacidad del ser humano de pelear, de renacer, de sobreponerse a los golpes de la vida», sostiene el autor, que ya ha grabado 10 horas de imágenes y tiene previsto presentar su trabajo en el ciclo de documentales Cádiz.Doc en septiembre 2005.
Si la vida da vueltas en general, en Cádiz da muchas más. La película de Kid ha dado demasiadas en los últimos 60 años y se ha movido entre el drama, el cine épico y el cómico. La historia que terminó con un púgil como limpiabotas comienza cuando Kid alcanza los 12 años y se pone a abrillantar los zapatos de las clases pudientes del Cádiz de los 50. Con 14 años comienza a boxear como vis de escape a una situación familiar espinosa. Con este objetivo entró en el gimnasio de la Plaza de las Viudas a las ordenes de Soriano, su valedor en el ring. Pese a que su complexión no era la adecuada, llegó a ser campeón aficionado de Andalucía Occidental y se labró una carrera. En 1971 luchó con 39 grados de fiebre por el título de campeón de Andalucía, pero en el tercer asalto, Soriano tuvo que tirar la toalla. Las fiebres lo dejaron en cama durante meses. Y se recuperó pero, pese a su carrera como púgil, su pequeña fortuna se perdió en los festejos.
La huida hacia adelante lo impulsó a viajar por todo el mundo y acabó alistándose como voluntario en la Legión Extranjera. Las piruetas de Kid acabaron en Las Palmas de Gran Canaria, donde se casó y tuvo tres hijos. A la muerte de su padre, el púgil volvió a su Cádiz y se quedó. «Ahora me gustaría volver a Canarias», asegura.
Desde su regreso, el personaje se ha convertido en un mito indispensable de la arquitectura social de Cádiz. La caja con los cepillos no la pierde de vista, aunque en su lucha diaria vende papas en verano y pirulís y avellanas en Semana Santa y Carnavales. Incluso se ha atrevido con el séptimo arte, ha sido el extra de varias películas y ha llegado a salir en pantalla con el mismísimo James Bond en Muere otro día.
Accidente
Si echa un vistazo atrás, Kid mira la vida con dureza: «No me arrepiento de ná». El año pasado triunfó al casarse con una mujer de Huelva. «Ella me quiere y yo la quiero». Sin embargo, la pelea de Kid no termina. Recientemente se ha roto un brazo en un accidente y la fractura lo enfrenta a su enésimo asalto. «Tengo para unos 40 días -dice-. Entre el brazo, el recibo del agua y el de la luz, las estoy pasando muy putas». Pese a la convalecencia, espera reaparecer en el ring del Palillero con sus piruletas por Semana Santa, para demostrar que algunos combates nunca se terminan de ganar, ni de perder.

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