Thursday, September 28, 2006

Hipótesis


El Terradillos me manda esta foto. No sé si veo bien o han afectado demasiado las siete horas de sol viendo a Aitana, rosita temprana en su rodaje playero. Pablo dice que se ha quedado en 'orsai'. Yo también. Estamos entre la hipótesis del arte o la del ser humano tendente a ser hijoputa. La cara del de la derecha (turbante azul) nos inclina ligeramente a la segunda. ¿Qué decís?

Nos vamos al cine

Hoy Imanol Uribe comienza el rodaje de 'La Carta Esférica' en Cádiz con varias coincidencias:
–Es la segunda adaptación de una novela de Pérez-Reverte en poco tiempo, después de 'Alatriste'.
–Es la segunda adaptaciçon que se rueda en Cádiz.
–Trabaja con la misma productora, Origen PC, aunque no esté Antonio Cardenal esta vez.
–El malo es Enrico Lo Verso, como en 'Alatriste'.
–Si allí hizo de malvado mercenario italiano, Malatesta, ahora interpreta a Nino Palermo, cuando él mismo es de Palermo. Nino es de Gibraltar.
Diferencias:
–'Alatriste' contaba con 24 millones de euros, 'La Carta Esférica' con 4,5.
–El bueno es español (Carmelo Gómez) y no argentino.

Curiosidades: El Cádiz Film Office ha dicho en nota de prensa que las dos películas se ruedan en Cádiz gracias a las gestiones del 'Ayuntamiento de Cádiz, sé'. Claro, es por eso y no porque las historias transcurran en Cádiz y los directores hayan elegido la ciudad... Es por ellos, todo por ellos y sus gestiones. Manda huevos, dijo Trillo (También conocido por su ¡Viva Honduras!). Aquí se dice '¡Tesquiyá! (Traducción: "Te quieres ir ya?")

Obligaciones: Estar desde ahora hasta las 11 de la noche bajo el sol en el rodaje y correr al periódico a escribir dos páginas antes de la 1.00. mal que Uribe es buena gente y que en el maletero del coche tengo un bote de crema solar.

FOTO: Tomada del Diario de Cádiz, de la previa de Carmen Álvarez.

Tuesday, September 26, 2006

La tarde en que Dios dio la paga

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Esta foto sacada del archivo me ha traído de vuelta todo mi mundo de chaval. Dice muchas cosas, y casi todas pasaron ya. Fue en Tolosa, creo, y la hizo mi padre en una de esas tardes que Dios tuvo a bien darme la paga. Hace un tiempo escribí sobre eso, aquí lo dejo. Esa tarde ví torear.

LA VIDA EN UN MULETAZO

Artículo publicado en el suplemento LV2 de La Voz de Cádiz el 19/3/2006.

Al rubio de pantalón cortito, el que correteaba por los patios de caballos de las plazas del Norte, un gigante de mechón blanco, capote de paseo y cigarrillo Lucky en la comisura le soltaba veinte duritos. «Toma, pirata». Así, sin más, tres minutos y medio antes de salir a morir a una plaza. Y el chaval, ojos como platos y boca abierta, loco de preguntarle a su padre: «¿De donde saca un matador una moneda antes de torear, aita? Porque el traje de luces no tiene bolsillos». «Calla. Es Antoñete». Luego aprendí la palabra en toda su dimensión vital. Era el Antonio Chenel, el abuelo, el mito, el Dios, el hombre de carne suturada y hueso roto, bajado del cielo de Madrid a los ruedos más allá de los 50.
Otro loco con bigote, justamente el que llevaba de la mano al niño del pantalón cortito en el patio de caballos escribió una vez de él que «cada muletazo suyo era una especie de tratado de vida, puesto que citaba con el entusiasmo de un adolescente y lo remataba con el sosiego, el poso y la desesperanza propios de su edad, como si toda una vida hubiera pasado en un instante; una vida en un muletazo».
Un bendito e-mail ha llegado a la bandeja de entrada de mis pulsiones más primitivas con algunas de las joyas de ese abuelo torero, que son un tratado de vida al límite. Gracias a sus fogonazos de épica, estética y cigarrillo entre los dientes he podido sentir en torero, hoy que todos sienten en pijo, cani o cultureta. Un ejemplo: «La colocación es imprescindible. En el toro y en la vida. Hasta para tomarse una cerveza conviene estar bien colocado», o aquella que advierte: «Al toro y al hombre no se les puede avasallar de salida. Siempre que el toro sea toro y el hombre sea hombre». O una más con dedicatoria a Sanidad: «Torear, amar, fumar, jugar y beber son los cinco pecados capitales que se han permitido las grandes figuras del toreo en toda su historia».
Claro que estos remedios, efectivos para el frío interior del ventoso páramo en que nos ha tocado transitar, no son aptos para los que piensan que los toros no son más que espuma carpetovetónica a erradicar antes de servir la cervecita 'sin' del progreso planetario. Para los que modifican el Reglamento Taurino Andaluz para convertir esto en un ballet humanizado con lentejuelas nacionalistas, los que no quieren/saben ver que se puede vivir y morir con dignidad artística, que jugar a no palmar es el más vibrante de los juegos.

"Si me das diez días..."

El primer día que entró en una redacción, hace 20 años, a Juan Gaitán le propusieron un reto. Un redactor jefe –con la característica mala leche de los redactores jefe– le retó a que escribiera un artículo sobre un tema .
–¿Cuanto tiempo tengo? –preguntó–.
–Si me das diez días, yo soy José María Pemán.
Lo escribió en un cuarto de hora y consiguió aquél trabajo. "No fui Pemán, pero así es este oficio, donde la inspiración es la hora de cierre".
Hoy recibía en Cádiz el Premio Unicaja de Artículos Periodísticos José María Pemán por 'Adiós, viejo', un obituario de su propio padre. Enhorabuena.
El Téllez, que no da puntada sin hilo el tío, ha dicho que "un género verdadero, el de la literatura, que cabe en un libro de poemas y también en las páginas de un periódico". No diría yo tanto, aunque gracias por la parte que nos toca. Si es que toca algo.

Monday, September 25, 2006

'El País' y los toros


Los bloggers aficionados al toro están que trinan. Después del mitin mediático que dio '20 Minutos' al cargarse su sección taurina, las páginas de cuernos de 'El País' corren peligro. Parece que si este es el país de los toros, 'El País' no quiere saber nada de ellos. Todo pese a que las corridas y las crónicas de Joaquín Vidal fueron uno de sus baluartes. En Toro, torero y afición se hacen eco de la protesta de un buen aficionado a Santiago Segurola, responsable de la sección cultural del citado periódico.
Anticipo la respuesta: Los toros no interesan.
No le interesarán a usted...

Han vuelto las olas


Bienvenidas, porque llevábamos un veranito... La foto de arriba está tomada en El Palmar. La otra es de la desembocadura del Urumea, en Donosti.

Friday, September 22, 2006

A Nenu

La humedad creciente, mis huesos se tornan
cristales de hielo, me aclimato a tu estado
y en el cementerio, cientos de fisgones se frotan las manos huesudas y sin carne.
Me hielo, tirito, pero me desnudo,
me siento un extraño por tener un cuerpo vivo.
La noche está cerrada a tumba y a canto
mi amada está ahí abajo, en silencio me espera.

'Gusanos y tierra' de Nanieva

Thursday, September 21, 2006

Sucesos paranormales


Y con lo de paranormal no me refiero al Borbón. Juro por las anchoas con paté de oliva del Txepetxa que yo no estaba hace 15 años grabando al Rey en Cádiz. Habrá que enviar la foto a Freaker Jiménez.

Foto: Se la ha mandado Francisco del Río (en la imagen, con gafas y gorra) a Jesús Villasante.

Monday, September 18, 2006

Los hombres que olvidamos

Si Cayetano Valdés hubiera nacido en Warwickshire y no en Sevilla, media Inglaterra llevaría su nombre. Fue uno de esos hombres del XVII y XVII, ilustrados propietarios de dos cojones que no cabían en el alcázar de su navío. En este caso, del 'Neptuno', que vendió cara la piel en Trafalgar entre el humo, con la sangre corriendo por las cubiertas, un enjambre de mortales astillas volando y los gavieros muertos colgando de la jarcia desmadejada. Traicionado, exiliado, con una paga infame pendiente, dijo "hasta aquí" en un hospital de San Fernando. Él, como muchos otros de aquellos marinos (de Blas de Lezo hablaremos otro día), supo pagar su última factura, aunque nadie se acuerde de él. "No se le recuerda porque no murió en combate. Si hubiese muerto en Trafalgar...", me confesó uno de sus descendientes 200 años después del combate.
Si hubiese muerto en Trafalgar, se le olvidaría igual que a los demás. ¿O acaso muchos tíos de 20 años saben quién carajo fue Cosme Damián de Churruca? ¿Cuántos saben que la frase que dijo antes del combate –"Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, di que he muerto"– no es el lema del último juego de espías de la XBOX?.
En su patente de Corso, Pérez Reverte se acuerda de Valdés, que entró por primera vez en fuego con la edad de nuestros jugadores de consola. Con quince años, en el asedio de Gibraltar.

Sunday, September 17, 2006

Ser rubio tiene un precio


El que me cobran a mí en Cádiz es altísimo. Porque parezco 'guiri' y, ya se sabe el lema de esta España nuestra: al guiri, leña. Domingo 10.00 AM. Frente al Ayuntamiento de Cádiz, 'sé'. Terraza del bar Sardinero. No me tiño. Lo juro. Nací así. No me doy camomila, ni botellazo. Uso el champú más barato que pillo en el super. Pues nada.
A los 15 minutos de espera, llega el camarero con semblante de mosqueo, como el gorila de 'la Melody' más o menos, moviendo la barbilla hacia delante. Embistiendo: una postura muy española ante el guiri al que no se entiende.
–Grr?
–Un café con leche.
–(Sonrisa. Ya soy de los suyos. Hablo cristiano)
Después de tomarme aquello, y ante la inexistencia de signos de vida inteligente con delantal, le pido la cuenta a otro camarero con un signo. Este no me ha oído hablar aún, pienso. "La has jodido, Chapulín". Efectivamente. Son 1,80 euros el café con leche. A los geeks acostumbrados a los minimalismos de los bares de las capitales y los sofás de cuero de los aeropuertos, les parecerá poco. En Cádiz es una fortuna.
El segundo camarero aún tuvo huevos de mirar el platillo sin propina y luego mirarme a mí, yo que ya me iba pensando en Miguel Ascenzo al que –en plena retransmisión de un sangriento encierro de Cebada Gago en Pamplona– se le escapó aquella mítica frase de:
"¿Esto? ¡Esto es un 'sindiós'!"

FOTO: de Antonio Vázquez (aún no le he pedido permiso). Dos 'rubios' en la citada plaza.

Saturday, September 16, 2006

Las Reinas del Pópulo


(Vídeo: La Petróleo de Cádiz (blanco) y La Salvaora por pasodobles).


Como «quería ser artista», Manuel (Manuel-A el jueves) –pestañas postizas, mucho maquillaje y unos vaqueros por encima de las medias–, dejó Cádiz hace muchos años para buscar la fama en Barcelona. Se ganó la vida de boy en El Molino, haciendo de relaciones públicas, organizando espectáculos y tuvo su éxito parodiando a Ángel Garó – «Es que nos parecemos, ¿sabes?»–. Hace un tiempo, ya de vuelta en su ciudad, sus compañeros lo llamaron a filas en Cádiz. «Me dijeron lo del certamen de drags del Pópulo y... hemos desenterrado las plumas del baúl, las pelucas, los tacones, les hemos sacado punta y... ¡Aquí estamos!», dice mientras se prepara para saltar «por Tino Casal» al escenario de la esplanada de la Casa del Obispo, a los pies de la Catedral Nueva.
En sus tablas, el jueves por la noche, algunos decidieron ser e interpretar a las personas que no son normalmente, o tal vez mostrarse como fueron siempre. Travestis y drags tomaban el barrio a golpe de peluca o de bata de cola, dependiendo del caso. Fueron, una vez más, las reinas del Pópulo, tras dos años de parón «por problemas de presupuesto», según Antonio Gallardo, presidente de la Asociación de Vecinos 5 de Abril, la entidad organizadora del evento. Esta vez no había premio, ni jurado, ni ganadora. En el IV Certamen de Drag Queens Barrio del Pópulo se trataba solamente «de pasarlo bien».
Durante la media hora larga que se demoró el show, los asistentes –que fueron legión pese al pertinaz Poniente– se refugiaron en el calor de las cervezas y los montaditos de la barra que había montado Jopo de Topo. Se caldeaba el ambiente por momentos gracias a las canciones de Rocío Jurado que salían por los altavoces.
De pronto, algo se movió en la plaza Fray Félix. Media vuelta a las cabezas. Sube la música. Por la calle asciende Farah Tirana, en una parihuela portada por cuatro cargadores. Se abre paso la diva entre la multitud hasta el escenario, sentada en tres cojines. Corona de miss en la cabeza, traje de lentejuelas, capa azul reyes magos. Suena la morenísima Sara Brightman, banda sonora del espectáculo de Farah (Harén) y hasta se da un aire con ella. La secunda su compañía de baile Liduán, con atuendos de las Mil y una noches. Todo es glamour, cuando la artista toma el micrófono: «Qué frío hace, menos mal que voy abrigadita. Tranquilos, luego viene el destape».
Y llegó en forma de directo sin pelos en la lengua, con bromas de golpe franco y diccionario sin codificar. «Tienes el coño de plástico; un coño de Pepi Mayo». Risas. Y es que, según Farah, había que recuperar el show de las drags en el Pópulo. «Porque, ¡qué gusta en Cádiz un espectáculo!, y, sobre todo, ¡qué gusta en Cádiz un maricón!».
Sin embargo, la noche no fue de las que trazan líneas divisorias en tendencias sexuales, ni siquiera fue un alegato a lo gay. Las que subieron al escenario más bien fueron estandartes de lo natural y lo espontáneo, además de su arte innato en vena. Ni siquiera el público era gay, – es decir, ni más ni menos gay que en otros espectáculos–. En el peculiar patio de butacas de albero frente al mar, se mezclaban personajes cotidianos del Pópulo, estudiantes, parejas, travestis y muchas familias. Los niños incluso tomaron el escenario, sentados en el borde de las tablas mientras Farah conversaba con la Cátedral: «Te veo muy mejorada. Con el Ayuntamiento de Cádiz, sé» (el público corea el lema con ironía y palmas).
Arte de envergadura
Salta al escenario Manuel-A por Tino Casal, «un modelo a seguir», dice. Pelos morados, pelucón, vestido negro años 20, gafas de sol estilo martirio y escoba de bruja. Es una bruja psicodélica, y representa lo más estrambótico del género. Proviene de El balón, donde nació, aunque se crió en Santa María y La Viña. Le sigue la Juani de Cádiz, que es la Pantoja sin Cachuli, con envergadura suficiente para la NBA. Vestido rojo prieto, foulard carmesí que se apoya en los codos y vuela con los giros, y micro en el escote. «Todo sea por El Pópulo», dice. «Yo siempre trabajo por Isabel, desde el año 79 en que empecé. En Cádiz siempre hemos sido muy bien miradas –asegura–, no sólo por el transformismo». Entre los aplausos, se muestra encantada de volver a pisar las tablas en su ciudad después del parón del certamen. «Gracias. Esta espinita me la he sacado de dentro». Así se despide.
Retomó el espectáculo Farah Tirana con su compañía. Cercada por los focos, capa roja enorme, alzada en un estrado, detrás de su cabeza asoma un aura de estrellas. Es una suerte de Inmaculada de Murillo, aunque suene a todo tren Madame Buterfly con un importante cuerpo de baile.
Llega el descanso, con un desfile de moda de Javier Rey, sobre temas de flamenco, carnaval y fantasía. Las modelos son, nada más y nada menos, que las ninfas del Carnaval de Cádiz. Al micrófono, los comentarios de Antonio Gallardo no tienen desperdicio. «Este es modelo sobre el mar. El mar de Cádiz. Este otro representa el mundo de la Guerra de las Galaxias. ¡Y qué guapa está la amígdala!». Risas. Vuelan las cintas y los papelillos con aplausos para el diseñador.
En los improvisados camerinos, montados con sábanas tendidas detrás del escenario, todo son prisas y colorete. Las bailarinas se afanan en cambiarse y, entre el olor a laca. Manuel-A y la Juani de Cádiz comparten un espejo que el Poniente ha llenado de albero mientras retocan maquillaje y peinado.
En uno de los pequeños espacios delimitados por las sábanas aguarda la solera del travestismo gaditano. Ajenas al barullo, una pareja de artistas fuma un cigarro y disfruta un vaso largo ante una mesa de terraza cuajada de maquillajes, pinturas de labios y rellenos de pecho.
Son La Petróleo y la Salvaora, Las Floclóricas de Cádiz que han acudido «como estrellas invitadas». Según ellas, no son drag queens. «Somos travestis», dice Salvaora, pelirroja imponente de ojos verdes, sentada con tronío, concentrada antes de desplegar toda la envergadura de su poderío artístico. «Somos las únicas que cantamos en directo», dice. La Petróleo, pelo rubio y ojos azules, lotera de La Viña en sus ratos libres, asiente con su característica voz ronca: «nosotras somos y hemos sido instituciones en Cádiz, España y el Extranjero. Respetamos todo y está estupendo lo que hacen las demás pero...» Según la Salvaora, cantan «copla y flamenco, pero en directo», además del charlestón de La Petróleo. Llevan 25 años gastando tablas, siempre juntas. «Madrid, la Venta del Gato, dos años en Miami...»
Yoanna, de blanco, no duda en dedicar el Hoy sin ti de Mónica Naranjo a «un familiar que se ha ido», en el momento más emocionante de la noche. Volvió Manuel-A con Golden Eye y Juani de Cádiz, con Francisco Alegre, Paquito Happy según Farah Tirana.
Y llega la revolución con la salida a escena de las Folclóricas de Cádiz. Primero subió la Salvaora, precedida de la mala leche de Farah: «¡Aquí están! ¡Tienen más años que la Catedral. Si La Petroleo es Chita, La Salvaora es la nieta de King Kong; un armario de caoba».
Hace su aparición La Salvaora. Es un torbellino, un torrente de arte, trompicado eso sí por algunos problemas técnicos: primero se le rompió la cremallera del traje de lunares, y luego se cayó el sistema eléctrico en plena canción «ha sido el Ayuntamiento». Superados los obstáculos, las pareja comparte el micro por coplas: «Por Puerta Tierra... Pasean las mariquitas pidiendo guerra», dice la letra.
Folclóricas de Cádiz
Llega el turno del pasodoble, y más tarde, La Zarzamora versión La Petroleo: «En el Café de Chinitas, entre palmas y alegrías, cantaba la mariquita». Bata de cola y mucha guerra: «¡Que el cuerpo me pide guerra!». Más tarde intervino La Salvaora, más apretada en tules morados, antes del charlestón con brincos de La Petróleo: «Al Uruguay- guay no me voy-voy»...
El público les dio todo lo que tenía a mano: olés, besos, cariño, ovaciones cerradas y alguna que otra flor lanzada al viento. Reinaba la familiaridad del que se siente igual al otro, ni más ni menos. Cercanos, vecinos. «¡Petróleo, te quiero!» «Lo sé, gracias guapa, yo también».
El lío estaba formado. Más allá de gays y heteros, con los incondicionales de los artistas desvelados, la peculiar procesión de la naturalidad y el arte espontáneo bajaba por la Plaza Fray Félix hacia la San Martín, con la parihuela de Farah en cabeza, camino de la noche y sus rincones. En las orillas de la calle, pasada la una, las más maduras del Pópulo contemplaban el espectáculo sentadas en sus taburetes procesionales. «Hija, lo hemos pasado muy bien, pero es muy tarde ya para mí. Creo que debería recogerme».

Otro vídeo más de La Petróleo.

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA VOZ DE CÁDIZ EL 16/9/2006

Friday, September 15, 2006

las playas de Líbano obtienen la marca 'Casco azul'
















En las playas de Cádiz, que son legión, hay 'maris' con filete empanao, niños con pala, morenos profesionales con braga náutica y hasta arrastradores de carritos: "Llevo el cocacolaaaaaaaaaaa, el cocacola, el cocacola, tómala fresquita".
Para orgullo de "Con el Ayuntamiento de Cádiz, ¡!, son playas con banderas azules. Las de Líbano son mejores, porque son playas con cascos azules. Qué ambientazo. La cara de la del móvil no tiene desperdicio.

Visto en el blog de Juan Varela

Puntos de vista (La prensa y el Caso Jake Belluch)

Hace unos post analizábamos el caso de Jake Belluch (ahora sabemos que es Jake Bellucci), el estudiante de Boston que colgó un vídeo casero sobre su paso por Cádiz, visto ya por 174.000 personas, aplicado al turismo y la promoción de destinos.
Llega la hora de analizarlo desde el punto de vista periodístico. He de ser sincero: cuando mi redactor jefe me planteó un reportaje amplio sobre el caso, me pareció un tema intrascendente, una casualidad, opinión que fue cambiando paulatinamente.
Frívolo, divertido... Al día siguiente, las estadísticas del periódico online me dieron una sorpresa. Se trataba de la noticia más leida del día, por encima de los potentes deportes y el todopoderoso Cádiz C.F. ¿Las conclusiones? Quizás deberíamos cambiar nuestro punto de vista a la hora de elegir la agenda de temas y su importancia. Manolo (el susodicho jefe) dijo que hay veces que estamos haciendo "un puesto de Armani en El Piojito –véase el 'rastro' de Cádiz-" Yo no iría tan lejos, pero sí que el caso hace replantearse muchos puntos de vista; nuestras propias rutinas de lo que es importante/interesante en el papel.

El verdadero Bellucci


Los caminos de los bits son insondables. Resulta que a vuelta de correo nos hemnos encontrado con el misterioso Jake Belluch. Realmente se llama Jake Bellucci (el apellido apunta maneras de cineasta) y estudia en Boston. Tiene 16 añitos, y no 36 como decía su fichade Youtube. Está alucinado con todo lo que ha pasado. "I Love Cádiz", dice

Él mismo mandó la foto, en un corrida de toros en la plaza de El Puerto.

Thursday, September 14, 2006

Gaditanos, sonreid (El caso Jake Belluch y el turismo)

Hace dos días, una noticia nos dejaba tiesos. Un estudiante americano llamado Jake Belluch había hecho un video sobre su visita a España y lo había colgado en Youtube. Lo habían visto 170.000 personas de todo el mundo sin costarle un duro a las instituciones. No está mal para un Ayuntamiento que palma un dineral al mes con su campaña "Cádiz Sonríe". Curiosamente, se ha desplegado dentro de Cádiz, no se sabe si para intentar el absurdo de atraer al turista que ya está en la ciudad, para gastar un presupuesto que sobra o convencer a los propios gaditanos de que sonrían más, más aún, hasta que les duela la cara.
Poner un cartel de "Cádiz Sonríe "dentro de Cádiz es como contratar una valla en plena Bahía de la Concha para que todos los donostiarras vean la campaña de "Ven y cuéntalo".
–¿Que quieres que venga? ¡Pero si ya estoy aquí!
–Pues eso, chico. Un lío.
Un lío muy caro. Mientras tanto, miles de gentes ven en internet la creación simpática y cutrilla de Belluch, con sus pescadores en los bloques, sus tostadas con aceite en la Plaza de la Catedral y su "Bienvenidoss a Essspañññaaaa", que suena a años 60 y a Ozores y que debería replantear las estrategias turísticas hacia nuevos caminos. Youtube espera.

Wednesday, September 13, 2006

¡Veniros que hay porros!

Eso dice el Gadafi sui generis de los cachondos de La Hora Chanante, que he visto en Babetas Verdes. –¿babetas? Si, o sea, fideos pero de Cádiz. (vease Caballa con babetas)–. Y debe haberse fumado todo el Atlas, el tío golfo, cuando dice que la Coca Cola es africana. Desde que le dio el tole-tole ese de ser líder panárabe... el chico no se encuentra. Si José Tomás volviera, no ocurrirían estas cosas, ¿veis?

Monday, September 11, 2006

Las noches de frío es mejor ni nacer

Amanece en Cádiz y se enciende el neón en la sala de los pasos perdidos. Lunes, Paseo Marítimo. Tres asiduos de coronarias andan los kilómetros que les salvarán la ida. Espero. Corre una superhumana con un perro. Le robaron el Gran Premio a Fernando Alonso. Cayetani (qué buen premio) tomó la alternativa con un calor tremendo y la aristocracia en el tendido. Se han ido los turistas. Suenan en el coche los Bersuit Vergarabat. Todo está bien.

El tiempo no para

Disparo contra el sol
con la fuerza del ocaso
Mi ametralladora
está llena de magia.
Pero soy solo un hombre más.
Cansado de correr
en la dirección contraria,
sin podio de llegada
y mi amor me corta la cara,
porque soy sólo un hombre más.
Pero si pensás que estoy derrotado,
quiero que sepas que me la sigo jugando
porque el tiempo, el tiempo no para.

Unos días sí, otros no,
estoy sobreviviendo sin un rasguñón,
por la caridad de quien me detesta.

Y tu cabeza está llena de ratas.
Te compraste las acciones de esta farsa
y el tiempo no para.
Yo veo el futuro repetir el pasado,
veo un museo de grandes novedades
y el tiempo no para, no para.

Yo no tengo fechas para recordar
mis dias se gastan de par en par
buscando un sentido a todo esto.

Las noches de frío es mejor ni nacer,
las de calor se escoje matar o morir
y así nos hacemos Argentinos!!
Nos tildan de ladrones, maricas, faloperos,
y ellos destruyeron un país entero,
pues así se roba mas dinero.

Friday, September 08, 2006

Rafael de Paula: «Mis despertares son amargos»

El periodismo, a veces, muy de vez en cuando, te da este tipo de regalos...

Francisco Apaolaza / JEREZ
El gigante del capote se sienta con la misma torería con que remata las medias verónicas. Las que echaron abajo las plazas de toros de medio mundo. Pausado, enigmático, rebelde contra los años y las rodillas, su mirada tiene trapío y hondura. Risueña a ratos, desesperada unas veces, sosegada otras, siempre directa, mezcla la ilusión del chaval que fue en la calle Cantarería de Jerez y la angustia del crío grande que se resiste a una sórdida evidencia: probablemente, nunca más se vista de luces. En sus respuestas pausadas se retrata una mente que dice lo que piensa y, además, piensa lo que dice. Flanqueado por su hijo Jesús, escucha, mira, se seca la frente, da una calada seca a su cigarro light, echa el humo, piensa, espera y dice su sentencia despacito. En sus palabras, como en su toreo, hay alma con posos de desesperanza, un resto telúrico que desvela su batalla con las entrañas durante una vida llena de luces cegadoras y tenebrosas sombras. Por ellas se adivina ese rincón de la mente donde los logros nunca fueron suficientes y los errores martillean con su rabioso por qué lo hice. Al margen de sus propios infiernos, tal día como hoy, en 1960, Rafael de Paula entraba en la gloria de los toreros por el camino de la goyesca de Ronda. Cerca de él, los que entonces no eran ni un proyecto y crecieron siendo partidarios suyos se sienten, como dijo aquella, «un poquito más cerca de Dios». Nervios. Vacila la primera pregunta. Él mira a los ojos: «Habla».


–Hace 46 años usted era el primero que tomaba la alternativa en la goyesca de Ronda. ¿Cómo recuerda ese día?

–Lo recuerdo con emoción y nostalgia. Yo hubiera querido que se hubiese detenido el tiempo, y eso es imposible. Un día inolvidable. Han pasado ya... Cómo pasa la vida...
–Usted tenía ya su cartel...
–Tenía cartel suficiente. Había toreado tres años de novillero. Inmediatamente Ordóñez me llevó a Lima, a Ecuador, a Medellín, y allí, como consecuencia de una historia que pasó con El Coli...
–¿Ahí llegó la polémica con Antonio Ordóñez?
–Se toreaban seis toros para seis. El que me tocó a mí en el sorteo era de Garcigrande, un toro bien hecho del que se había encaprichado Ordóñez. Pidió a través de su cuadrilla ese toro y el Coli, que venía conmigo, dijo que no. Llegó a mi habitación y me lo contó. Yo lo aprobé. Podía haberle llamado y haberle dicho «Oye, mira, que no pasa nada». Pero no.
–Él le vetó.
–Él tenía poder e influencia y mandaba en el toreo. Hizo todo lo posible para que mi carrera... Para vetarme en los carteles. Y tuve que conformarme con ser un torero provincial.
–¿Cómo terminó el veto?
–Qué largo es esto... Vino el servicio militar y no me dejaron torear. Reaparecí aquí en junio del 64 y maté en Jerez seis toros de Guardiola, en una corrida que se convirtió más tarde en la tradicional corrida del arte entre junio y julio. En Jerez se daba la Feria del Caballo, y la Feria de la Vendimia en septiembre. No había toros en otras fechas, porque en verano la plaza tradicional era la de El Puerto. Poco después de matar yo los seis toros, se organizó la corrida del arte a la que vinieron Bienvenida y Curro.
–Y arrancó a torear.
–En una corrida de Juan Pedro con Miguelín, Ordóñez no quería que yo toreara. La empresa de El Puerto le dijo: «Tú haz lo que quieras, pero Rafael de Paula torea, porque es el que trae a la gente». Y así fui saliendo...
–¿El triunfo total llegó en la confirmación en Las Ventas?
–Me ofrecían ir a confirmar a Madrid, pero fuera de San isidro en las corridas llamadas duras. Y yo sigo pensando que ir a los leones premeditadamente... pues no. Por eso tardé 14 años en confirmar la alternativa... Fue en el 74 con una de Osborne, con Galloso y el pobre Julio Robles. Sin cortar orejas, trascendió mucho al tener la oportunidad de hacerle un quite a un toro de Robles. Pepe Alameda lo denominó: «Un quite que le da la vuelta al mundo». Navalón... todos se volcaron. En ese momento cogí ya contratos a nivel nacional, en todas las plazas y por si fuera poco, en ese mismo año, el 7 de octubre cuajé el toro de Vistalegre en la despedida de Antonio Bienvenida. A raíz de ese toro me hice el dueño del toreo. Y lo digo sin jactancia.
–Antonio Bienvenida, Ordóñez... ¿cómo eran el toreo y los toreros de entonces? ¿Gente distinta?
–Ni mejor ni peor. Los toreros somos y hemos sido según las generaciones. Éramos diferentes. El aroma que desprendían esos toreros... Olían a torero y eso no lo percibo yo ahora. Rebosaban torería sin pretenderlo. No nos comportábamos de una manera fingida. Éramos, sencillamente, lo que éramos.
¿Cuál es la tarde o el momento en que más feliz ha sido?
–Es difícil...
–¿Se puede ser feliz toreando?
–Se puede llegar a ser feliz en el momento de la ejecución. Toreando. Después ya... Una vez de vuelta al hotel, quitándome el vestido de torear, se viene a la cabeza: «lo pude haber hecho mejor» o «me quedaron cosas por hacer». Eso me pasó siempre, por muy bien que hubiese estado para la gente. Esa felicidad, nada más quitarte el vestido de torear... Se va. No creo que haya existido torero que haya hecho todo lo que él quería. Y me refiero a toros que han colaborado. Porque hay toros que me han ganado la pelea.
–¿Cuál ha sido el mejor Paula?
–Si empiezo a enumerar toros... He cuajado un toro en Sevilla de Bohórquez a raíz del de Benavides de Madrid, y ese toro me dejó... Lo recuerdo. Otro que toreé aquí de Buendía en un mano a mano con Marismeño, el toro de Marqués de Domecq en Jerez. Dos toros en Málaga: uno de Urquijo en el año 77... Me cuentan que estaba allí Pepe Luis Vázquez. A la salida, atardeciendo, con los vencejos volando por encima de la plaza, atravesó el ruedo con dos amigos. Se paró en los medios, restregó sus zapatos en el albero y dijo: «Cuánto daría yo por haberme encontrado esta tarde en el cuerpo de Rafael y haber toreado ese toro como lo ha toreado Rafael». Y me cuentan que se le caían las lágrimas. Es un recuerdo emocionante. También está el toro de Benavides, ese otro de Vistalegre de Bohórquez... Estoy hablando con usted y estoy retrocediendo en el tiempo. Ahora, como yo toreé un novillo de Villamarta en Sevilla en un mano a mano con Curro Puya, yo creo que no he vuelto a torear nunca.
–¿Se puede traducir al lenguaje de las palabras lo que se siente cuando se cuaja un toro?
–(Da una calada y echa el humo, espera). Eso es... Sencillamente torear. Es saber que lo que se hace es torear. Embargado, por supuesto, de una emoción, de una conmoción que siente el artista torero. Porque yo prefiero artista torero a eso de torero artista. Estás poseído y notando que esa emoción está transferida al público. Están contagiados de lo que sientes. Todo arte es el pensamiento en conmoción, como decía Unamuno. Y se siente uno así. Hay que torear con el alma y a los seis muletazos tiene que estar todo boca abajo. Eso es capaz de hacerlo el que tiene eso. ¿Qué es eso? Pues eso es ESO. Y no me pregunte qué es lo que es.
–No es alegría, claro.
–No, desde luego. Para mí es trágico. Yo soy trágico. Cuando mejor he toreado es cuando parece que se me va a salir el corazón por la boca. Cuando toreo con fatiga. Le llamo la fatiguita de la muerte. Cuando me he sentido torear bien es cuando estoy embargado de ese cansancio, ese agotamiento. ¡O sea, que yo no tengo nada de alegría, eh!
–Es más duro...
–Yo no estoy para tocar las castañuelas, no, no.
–¿En ese momento no hay miedo, no?
–No señor.
–Pero antes...
–Antes, todo el del mundo. Un miedo... (se ríe) ¡Un miedo muy raro!
–Esplá dice que hay tres tipos de miedo: el racional a la bestia, el irracional, que es el que se crea cada uno, por ejemplo, a fracasar; y el miedo a tener miedo, que es el que te quita de esto. ¿Está de acuerdo?
–Exactamente. Yo me quedo con el tercero. El miedo a no vencer el miedo. Todos los anteriores, como dice Esplá, se pueden explicar. El que no se explica es el miedo a no vencer tu propio miedo. Ése es el valor del torero.
–Las broncas duelen tela, imagino. ¿Qué es lo que más duele?
–Tu impotencia ante un toro complicado, el estar a merced de los toros. Quedarte solo y saber mejor que nadie que has estado desbordado, que no has sido capaz de resolver las dificultades. Eso es lo que más duele. Sin importarte la gente. Cuando te retiras al burladero sabiendo que no has sido capaz de estar.
–Malditas rodillas...
–Desgraciadamente, mi talón de Aquiles ha sido ese: ser un torero condicionado totalmente por mis piernas, mi condición física. Otros tienen otras cosas; la mía es esa. Dudo que cualquier otro, en mis condiciones, se hubiese puesto delante del toro. No lo digo para inspirar pena. Otro me dirá: «si no estás en condiciones de vestirte de torero, haberte metido a zapatero, carpintero o betunero». Yo me vestía de torero y era la momia de Tutankamon, llena de vendas, rodilleras, infiltraciones... Hacía lo posible porque no me lo notaran.
–Pero usted sabe lo que ha sido en el toreo...
–Yo... Lo sé. Partiendo de la base de que tengo conciencia de lo que es ser torero y conseguir ser un buen torero y un torero importante, y tengo una conciencia alta de eso, sé que no lo he sido.
–¿No ha sido un torero importante?
–No. No he sido un torero importante. Podría haberlo sido. Muy importante, pero por culpa de las dichosas piernas no lo he podido conseguir. Esa es mi tristeza y lo que me llevaré a la tumba. No haber conseguido ser ese torero que se hubiese quedado para la historia. Porque me han sobrado condiciones.
–Mal no lo ha hecho...
–(Muy serio) Esa es la pura verdad. No haber sido.... Me tiene en un sinvivir. Ése es mi tormento y está conmigo constantemente. Los médicos me han destrozado y he quedado incapacitado para ejercer la profesión. ¿Le parece poco? Me he vestido sin poder, incapaz...
–Fue muy negra esa despedida en Jerez en 2000...
–Despedida... Ojo: digamos que es la última corrida que he toreado. Y fue muy duro. Lo más negro que he tenido yo en los toros.
–Son importantes las rodillas, pero también las muñecas. ¿Esas sí que las ha tenido, verdad?
–El toreo está en los brazos y en las muñecas, aunque son necesarias las piernas. Eso es lo que me ha valido. Pero cuando ha salido el animal de «Huye que te alcanza»... Se pierden los papeles.
–¿Heredó las muñecas de su padre?
–Si yo tengo algo de arte, lo he sacado de él, que no era torero, sino un cochero muy bueno. Con muy buenas muñecas y mucha personalidad. Tenía un buen pescante.
En el Barrio de Santiago
–¿Cómo recuerda el Jerez de su niñez?
–La niñez es siempre muy bonita. (sonríe). La ciudad ha cambiado mucho. Nací en la calle Cantarería, donde casi todos eran gitanos y también vivían muchos gachós, pero no se diferenciaban unos de otros y nos llevábamos estupendamente, como una familia grande. Mis amigos, El Nahugo, El Remache, el nieto del maestro Barbero... Allí en esa barbería se juntaban todos los gitanos y se calentaban en el brasero.
–¿A qué jugaba de pequeño?
–A la villarda, al trompo, el cardo, con garbanzos, a los bolindres...
–Jesús: ¿Y tú eras bueno a los bolindres, papá?
–Hombre, yo no era malo (Se ríen los dos). Mi familia siempre trabajó, aunque yo recuerdo haber pasado hambre. El pan de maíz, las algarrobas...Muchas fatiguitas. Mi hermana Inés, la segunda de la casa, era la que tenía que ir a pedir fiado a los almacenes. Ya la conocían.
–Le gustaba la bicicleta y trabajó de mecánico...
–¡Yo de mecánico! (Se ríe). Salí de Jerez con mi padre que se colocó en una finca del Marqués de Viana, en Córdoba, que se llamaba Moratalla, donde estaba la yeguada militar. Allí estuvimos siete años. Vivía en una casa frente a la estación de Hornachuelos. Me llamaban la atención los maquinistas. Pasaban el rápido y el expreso. Yo me agarraba al cordel del tendedero de la ropa y me llevaba horas y horas tirando haciendo sonar el pito, de maquinista. Al volver a Jerez, me puse a trabajar en el taller mecánico del Chico, de la calle de la comisaría antigua. Me ponía a limpiar los motores con la brocha y la lata de gasoil. ¡No aprendí a poner ni un tornillo! Y sí que me llamaban la atención los ciclistas esos, tan agachaos... Le compré una bicicleta a un tal Donaire, que era cuñado de Pacheco, el que fue alcalde, y tenía varios kioscos con caramelos y carmelas. Todas las pesetas que cogía me las dejaba en carmelas allí; esas carmelas que me sabían a gloria a mí... Me gustaba eso de ir agachao en la bicicleta (ríe). Me pidió por ella 600 pesetas y yo le daba lo que podía cada semana. Le pude dar hasta 300. Cuando hice mi primer tentadero en lo de Bohórquez, ya no me entraba ni una pesetita. Pues ese me quitó la bicicleta y además se quedó las 300 pesetas.
–Ahí terminó su carrera ciclista y comenzó la taurina.
–Así es. El nieto del barbero, El Remache y yo toreábamos de salón y un día decidimos ir al campo a buscar vacas con un pedazo de tela como de seda rosa y amarilla que imitaba a un capote. Pero no había nada: solamente toros y novillos. Y nos tuvimos que volver. Luego yo en la azotea de mi casa ponía una silla con El Ruedo e imitaba las posturas de las fotos de los toreros de entonces. Con quince añitos, allí imitándolos...
–Pero nadie sabía de su afición.
–Los aficionados se reunían en La Moderna, pero yo era muy corto y me daba vergüenza verles. Pasaba por delante de la puerta así con la cabeza gacha y mirando de reojo y me decía: «Anda, ese es El Cemento»... Luego vino lo demás. Me llevaba mi suegro a los tentaderos.
–Del mundo actual ¿qué borraría?
–Borraría de un plumazo a los malos aficionados (carcajadas). Y no hay cosa más odiosa que oír a un torero decir que van a la plaza a divertir al público, y eso lo oigo yo a los toreros. Para divertirse, se lleva a los críos al circo. No se va uno a divertir a los toros.
–¿Qué borraría de su vida?
–Muchas cosas también. Cosas que me quedo para mí.
–Dijo alguien que a la gloria se llega por el camino de los infiernos. En la gloria ha estado ¿pero en los infiernos también, no?
–Sí, sí. Ha habido de todo allí. Es jodido. Muy jodido. (Pausa) Sí.
–¿Cómo se levanta Rafael de Paula por las mañanas?
–La vida es una selva, amigo. Me satisfacen las pequeñas cosas anónimas. Yo me resistía a que me hicieran el festival de Madrid. Porque quería ganarme el pan con el sudor de mi frente, de la manera que yo sé, toreando. Y acudió gente de todas partes. Eso me tiene que llenar. Me tengo que rendir ante la evidencia y aceptar el cariño de la gente. Conste que yo no soy orgulloso. Fue muy emotivo pero me hubiese gustado para mi tranquilidad haber hecho en el toreo todo lo que hubiera podido hacer. Tengo estas pequeñas cosas que me compensan. Los despertares míos son amargos. Pero estaré aquí mientras Dios quiera.
–Y nosotros lo disfrutaremos.
–Que así sea.

«Mi hijo Jesús se ha metido dentro de mí para escribir»
Jesús Soto de Paula es el hijo de Rafael de Paula, además de maître y colaborador de LA VOZ. Recientemente, ha publicado: De negro y azabache. Rafael de Paula, en el que, además de otros pilares del toreo como Antoñete, Curro Romero, o Pepe Luis Vázquez, abarca y plasma la caleidoscópica personalidad torera del que lo vio nacer.
–Jesús se ha ido al pitón contrario con De negro y azabache ¿Le ha gustado?
–Me siento muy orgulloso, contento de esta afición literaria que tiene Jesús. Ojalá siguiera en ese camino. Yo siempre me he llevado muy bien con los intelectuales. Me gusta tener amistad con ellos porque siempre se aprende a su vera.
–¿Se reconoce en lo que escribe?
–Sí, porque se ha metido dentro de mí. Lo que más me satisface es que tenga ese concepto del bien torear y esa sensibilidad.
–Viene a decir que usted ha sido un torero oscuro, velado, desgarrado, misterioso, telúrico ¿Es así?
–Ahí sí que me reconozco. Aunque habla de otros toreros: de Curro, de Antoñete... Eso me gusta, que vea a través de todos ellos lo que es el toreo con soplo. Eso es toreo con misterio, rozando la tragedia, que es como yo me siento.
–¿Está cerca de la tragedia como concepto?
–Plagiando a Juan Belmonte, «se torea como se es».
–Valle Inclán le dijo a Belmonte: «Sólo te falta morir en la plaza» ¿Qué le falta a usted?
–Jesús: ¡Matar a los toros!
–Hombre, eso es una herida muy grande. He sido un matador pésimo, pero mucha culpa la han tenido las rodillas. Pero me consta que a Juan Belmonte le gustaba yo, y eso es una de las grandes satisfacciones.

SUS SENTENCIAS:
«Cuando mejor toreo es cuando tengo fatiga, cuando se me va a salir el corazón por la boca»
«Borraría de un plumazo a los toreros que van a la plaza a divertir; a divertirse se
va al circo»
«Nosotros desprendíamos olor a torero; ahora no se huele nada»
«Sé lo que es ser un torero importante y yo no lo he sido. Eso me atormenta»
«Prefiero decir artista torero que eso de torero artista»

VERSOS INÉDITOS
Vestido de corinto con lágrimas bordadas de azabache,
entre ángeles y demonios sedientos de sed,
brotan cataratas de aguas celestiales
cuando torea y no mata el gitano de Jerez.

Flor silvestre sámara es tu capote
que abanica un aire que se hace azote.
Cruzas afligido el umbral de un destino,
de flores que nacieron y morirán contigo.

Cuando arrojaste herío al albero tu añadido
no sólo vi caer tu toreo sentío...
me vi caer contigo.

Poema inédito de Jesús Soto de Paula añadido a la segunda edición del libro ‘DE NEGRO Y AZABACHE: RAFAEL DE PAULA’.


Entrevista publicada en LA VOZ DE CÁDIZ el 9 de agosto de 2006

Lo que la prensa hace

Se sabe lo que la prensa dice. Lo que hace... eso no sale nunca. Esto ocurría en la noche de las barbacoas del Trofeo Carranza hace unas semanas en un conocido periódico de Cádiz con el cierre en el cogote. La celebración, obviamente es de la victoria cadista. Mientras tanto, la ciudad se asaba en la madrugada de la playa. Era tarde...

Ideas entre dos fuegos

A un tío se le ha ocurrido una idea en Cádiz. Esto no es noticia, se dirá el lector, hasta que se entere de que el personaje se ha dejado, con un par, más de un millón de euros en ponerla en pie. Se trata de los gerentes de la empresa Monumentos a la Vista, que han construido en torno al tesoro yacimiento de la Casa del Obispo una de las más modernas y sugerentes instalaciones de desarrollo y explotación turística. Esto, en una ciudad donde sobran huesos y faltan, o bien ideas, o valor para llevarlas a cabo; dos caminos igualmente efectivos para llegar a nada.
La cultura popular, que mezcla a dosis iguales sabiduría y mala leche, pensará del empresario-emprendedor aquello de «este viene a llevárselo crudo», mientras a él le tiemblan las piernas ante el futuro de su inversión. Se trata de una prueba de fuego para la Cultura como motor económico, esa que llena la boca de políticos y filósofos de barra de bar en interminables conversaciones que arrancan siempre con «A Cádiz lo que le falta es...». Y es que, si no funciona la Casa del Obispo, nadie volverá a jugarse los cuartos por una iniciativa tan moderna, fresca y cara.
De momento, el empresario prefiere no temblar pensando en facturas y ya se le han ocurrido otras ideas. Entre ellas, gastarse otra pasta gansa para investigar y hacer visitables al turismo los mitológicos túneles subterráneos de Cádiz. Es probable que no le falten ni decisión ni enemigos. Entre Ayuntamiento y Junta se estarán planteando quién pegará la primera piña de otra guerra que coja entre dos fuegos una iniciativa interesante más. Se admiten apuestas.

Artículo publicado en 'La voz de Cádiz' en agosto de 2006.

Monday, September 04, 2006

Tus muertos

Tirarse los muertos a la cabeza es una costumbre tan humana como sacarse un moco en los semáforos. Aunque la primera tiene más peligro, porque generalmente, acaba provocando más esqueletos, que a la postre serán arrojados al morro de otros vivos.
En España, con la implantada Ley de Memoria Histórica, los políticos están batiendo marcas olímpicas de tirarse cadáveres a la jeta, y han batido otros récords propios, como las víctimas del 11M, que viajaron al cielo en tren y los trajeron de vuelta a una comisión; o los de ETA, cuyas almas deben estar deseando correr a gorrazos al Congreso en pleno, salvando -eso sí-, a los ujieres.
En lugar de jugar con ellos en el estrado, a los muertos de las cunetas, las tapias, las plazas de toros y las fosas de Cádiz hay que desenterrarlos, darles digno aposento y escribir qué pasó con ellos. A los de los dos bandos, al margen de que la casualidad les hiciese a unos defender un régimen democráticamente instaurado y legítimo, y a los otros derrocarlo por la brava.
Eso sería un proyecto perfecto. Claro, que no se contaba con que ahí estában los 'lanzadores' del escaño de España para emponzoñarlo todo. Los unos, apuntándose miserablemente el tanto del primer asesinado que asome la calavera por la cuneta para sus rentabilidades políticas –«Mi presidente tiene un muerto abuelo y mis muertos son mejores»– . Los otros, por intentar silenciar las atrocidades nacionales y disfrazarlas miserablemente de respuesta de las republicanas –«Tus muertos mataron a los míos»–. Si siguen así, pronto tendrán más cadáveres.