Requiem por la lógica (III): Yo contigo y tú conmigo
En una fria mañana de un viernes de diciembre hace nueve años, un tiro volaba la nuca de José Luis Caso, concejal en Rentería. Con la imagen aún caliente de su cuerpo tirado en los soportales con el paraguas abierto a su lado, mi padre tardó siete minutos y medio en escribir las 20 líneas de su columna de la última del Diario Vasco. Ese tiempo le fue suficiente para plasmar uno de los cantos más certeros a la unidad contra las balas y las bombas. Aquél sábado, el sol salió sobre 100.000 "humanos derechos" pateando la Bahía de la Concha. En la primavera de las protestas pacíficas, se dibujaba la línea que daba más miedo entre los que mataban y los que no, el demócrata y el tirano con capucha, y esa mañana no hubo más fracturas. Ese tiempo se ha perdido: hoy esa "mayoría humana que tiembla en la zozobra que produce la violencia" está partida, dividida, muerta. Si sirve de algo, aquí dejo este llamamiento que se escribió en siete minutos y medio en la mesa camilla de aquél salón del Boulevard, que apela al más mínimo común múltiplo de los que pueden llamarse hombres, de los que podrán "mirarse a la cara al día siguiente". Qué hubiera escrito hoy...
A la calle
A la calle, sí, a la calle, que ya es hora, otra vez, de pasearnos a cuerpo, sí, dolorosamente otra vez y pensar que pues vivimos, todavía comunicamos algo nuevo: la unión y la solidaridad. Una bala, un dedo, un estampido, ferozmente instantáneo vuelve a cargarse la ambigüedad tanto tiempo festoneando una verdad tan pura y simple: ambigüedad semántica, social, cultural... globos hinchados que terminan siempre del mismo modo, casi con el mismo estruendo de un disparo. A la calle, sí, a patear Donosti con la misma fe, dándonos el aire y el tibio sol, siendo y sintiéndonos mayoría humana que tiembla en la zozobra que produce la violencia. Allá rentabilidades políticas, allá especulaciones. Tenemos que estar en las aceras simplemente para poder mirarnos a la cara al día siguiente. Quizás no valga de mucho, quizás la política meta todo en el 'mixer' del partidismo arrimando tantas ascuas a su sardina, pero no importa. Todos necesitamos sentirnos, yo contigo y tú conmigo, todos con todos, arremolinados, compactados, casi oliendo a humano, a humanos derechos, erguidos, determinados y no desafiantes.
Artículo escrito por Paco Apaolaza y publicado en el Diario Vasco (Sección Plaza de Guipúzcoa) el 13/12/97
Artículos relacionados| Requiem por la lógica (I) y Requiem por la lógica (II)
1 comment:
Uf, menudo soplo de aire fresco. Gracias, Chapu.
Post a Comment