Tras 14 horas de red eye, tres guiskis con hielo en la despedida de Julia y cinco horas de sueño, desayuno una tapa de surrealismo gaditano con la crónica repellada del gran Monforte en la que analiza la problemática del grosor descomunal de los bocadillos de tortillas de papa de Cádi, el cabreo de Elena Salgado y posteriores medidas como la Ley Antitortillón o los tortillódromos. Ahí va un platito de las realidades paralelas que se sirven por Carnaval.
Que no te engollipen
Sanidad anuncia una ley antitortillón y advierte de que impedirá la venta de bocadillos de tortilla en el Carnval que tengan más de medio metro de grosor
El delegado del Sá en Cádiz, Hipólito García, hizo ayer pública una directiva del Ministerio de Sanidad por la que se prohibirá durante el Carnaval de Cádiz la «venta y consumo en lugares públicos» de bocadillos de tortilla en los que el relleno tenga más de medio metro de grosor, lo que ya ha sido bautizado como la ley «antitortillón».
García, que lloró durante varias ocasiones en la rueda de prensa porque se confesó consumidor habitual de bocadillos de tortilla engollipante, dijo que la medida había sido dictada por la ministra de Sanidad, Elena Salgado que es como la señorita Rotenmeyer pero en dirigente mundial. García dijo «ma quitao el tabaco, ma quitao la berza y ahora me quita la tortilla» mientras que el director del hospital Puerta del Mar lo consolaba diciéndole que todavía no hay directiva europea sobre los bisté empanao de los que, al parecer, también es devoto el delegado.
Por lo visto la ministra decidió actuar después de que el domingo por la noche ingresaran en el Hospital Puerta del Mar tres jóvenes de la Ría de Arosa afectados por un descoyuntamiento severo de mandíbula con encajamiento profundo en la misma nariz y desplazamiento mezozoico de ambas orejas a la altura del maculillo inferior.
Asimismo en el parte médico se especifica que se les detecta obturamiento profundo de esófago por masa de papa y huevo. Pronóstico, más que reservado, engollipado. Los muchachos reconocieron que se habían producido la lesión en la ostionada al intentar meterle mano, bueno más que mano los dientes, a un bocadillo de tortilla de un grosor más grande que el marcador que iban a poner en el Carranza.
Al parecer el médico que los atendió en Urgencias remitió a Madrid un informe en el que señalaba que los jóvenes tenían la cara «como el Puente Carranza abierto» y que fue imposible cerrarle las mandíbulas por presión manual. «Al final llamamos al de las sandías de Barbate. Les dio un cabezazo y les cerró la boca a los tres a la vez».
El martes por la mañana Salgado se trasladó en un helicóptero en vuelo bajo en calorías hasta la base de La Parra de Jerez y en bicicleta se plantó la tía en 10 minutos en Cádi y cogió a Hipólito García con una rebaná de pan con aceite en la mano. ¿Esto que é? le dijo la ministra enseñándole la foto de los tres gallegos con la cara de Puente Carranza abierto. Uy, ahí veo yo una caries, dijo García para disimular. Pero la ministra le montó allí mismo un pollo que con los chillios encogió ella misma la capilla del Puerta del Mar.
A las dos horas el SAS anunciaba que la brigada de la Policía Nacional a caballo no abrirá este año la cabalgata ya que se dedicará a medir el grosor de los bocadillos de tortilla por las calles de Cádiz. Los agentes llevarán un grosolímetro y podrán incluso precintar las sartenes y las fritás de papas. Asimismo señala el Ministerio de Sanidad que negarse a cascarle un huevo a la policía puede ser considerado delito por resistencia a la autoridad.
Ramón Sánchez Heredia, el candidato del PA a la alcaldía de Cádiz, que como todo el mundo sabe es de comé, ofreció ayer una rueda de prensa en la que acusó a Sanidad de ser «más sosa que una tortilla vacía». Sánchez Heredia se autoinculpó en el acto y se comió en riguroso directo una tortilla mixta con chicharitos de metro y medio de grosor (record mundial en la modalidad). Asimismo acusó a la ministra de «desconocer el carácter estratégico de la tortilla engollipona en el Carnaval ya que esta tiene como finalidad absorber el moscatel de Chiclana y evitar la caída súbita por moscateliti* (término técnico. Ver nota inferior)».
Sánchez Heredia mostró su disgusto por la idea de Sanidad de poner vallas en las calles con el lema «Qué no te engollipen» y dijo que ya en Cádi «estamos bien engollipao de vallas».
Antonio de María, presidente de Horeca, mostró su preocupación por la que llamó ley «antitortillón» y pidió que al menos se establezcan en los establecimientos zonas de «tortillones» donde la gente se pueda engollipar a gusto. El dirigente empresarial se mostró partidario de una medida de consenso y «propondré a los bares en una circular que hagan las tortillas con papas en vez de a cuadrito a rodajitas finitas y así saldrán más planitas».
Por su parte la alcaldesa de Cádiz, Teofoto Martínez, señaló «ay hijo yo de cosas de comé no entiendo. Yo veo dos fotos mías y con el flá ya estoy alimentá. Yo solamente quiero decir, con el Ayuntamiento de Cádiz, sí»
* El Moscateliti chiclanensis o mal de Juanaco es un conocido síndrome que se da en Cádiz los domingos de Carnaval por la tarde y que consiste en la aparición en el individuo de una sonrisa más bien tonta que no se quita ni aunque le enseñen una foto de Zaplana. El mal, en caso de no tratarse en pocos minutos con dosis de tortilla engollipona o de menudo semisólido, provoca desmayos o ataques súbitos de cariño hacia el prójimo.
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Artículo publicado hoy, 24/1/2007 en el suplemento de Carnaval de
LA VOZ de Cádiz.
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