No somos inmortales
Un cuarto de baño es de los sitios más cómodos para matarse. Hablando de muertes absurdas, esta mañana he estado a punto de partirme de risa con la mía. Escalón de la ducha, parqué (sí, parqué en el baño, cada uno tiene sus cositas), falta de alfombrilla (no importa, si somos inmortales) y pies por los aires. Golpe en pie derecho, dedo índice derecho, costillas, antebrazo y pierna. Resultado: dos cardenales y un raspazo. Es decir, na. Y yo que sentí que me cogía un Cebada en Santo Domingo (aceleración, súbito cambio de perspectiva sin explicación y el suelo que se acerca a gran velocidad a la cabeza...) Lo que aún no me explico es cómo han salido volando las cosas que estaban en el lavabo, que han salido despedidas y han derribado a su vez las que estaban encima del muro de la ducha. Lo dicho, que no somos inmortales.
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