Monday, September 18, 2006

Los hombres que olvidamos

Si Cayetano Valdés hubiera nacido en Warwickshire y no en Sevilla, media Inglaterra llevaría su nombre. Fue uno de esos hombres del XVII y XVII, ilustrados propietarios de dos cojones que no cabían en el alcázar de su navío. En este caso, del 'Neptuno', que vendió cara la piel en Trafalgar entre el humo, con la sangre corriendo por las cubiertas, un enjambre de mortales astillas volando y los gavieros muertos colgando de la jarcia desmadejada. Traicionado, exiliado, con una paga infame pendiente, dijo "hasta aquí" en un hospital de San Fernando. Él, como muchos otros de aquellos marinos (de Blas de Lezo hablaremos otro día), supo pagar su última factura, aunque nadie se acuerde de él. "No se le recuerda porque no murió en combate. Si hubiese muerto en Trafalgar...", me confesó uno de sus descendientes 200 años después del combate.
Si hubiese muerto en Trafalgar, se le olvidaría igual que a los demás. ¿O acaso muchos tíos de 20 años saben quién carajo fue Cosme Damián de Churruca? ¿Cuántos saben que la frase que dijo antes del combate –"Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, di que he muerto"– no es el lema del último juego de espías de la XBOX?.
En su patente de Corso, Pérez Reverte se acuerda de Valdés, que entró por primera vez en fuego con la edad de nuestros jugadores de consola. Con quince años, en el asedio de Gibraltar.

2 comments:

Anonymous said...

Joder, qué bien que escribe usted.

Luis said...

Y que no se olvide de hablar de Mazarredo, Ruiz de Apodaca, Tofino, Vargas Ponce, Alcedo y Bustamante, Lángara. La lista es interminable.