Sunday, September 17, 2006

Ser rubio tiene un precio


El que me cobran a mí en Cádiz es altísimo. Porque parezco 'guiri' y, ya se sabe el lema de esta España nuestra: al guiri, leña. Domingo 10.00 AM. Frente al Ayuntamiento de Cádiz, 'sé'. Terraza del bar Sardinero. No me tiño. Lo juro. Nací así. No me doy camomila, ni botellazo. Uso el champú más barato que pillo en el super. Pues nada.
A los 15 minutos de espera, llega el camarero con semblante de mosqueo, como el gorila de 'la Melody' más o menos, moviendo la barbilla hacia delante. Embistiendo: una postura muy española ante el guiri al que no se entiende.
–Grr?
–Un café con leche.
–(Sonrisa. Ya soy de los suyos. Hablo cristiano)
Después de tomarme aquello, y ante la inexistencia de signos de vida inteligente con delantal, le pido la cuenta a otro camarero con un signo. Este no me ha oído hablar aún, pienso. "La has jodido, Chapulín". Efectivamente. Son 1,80 euros el café con leche. A los geeks acostumbrados a los minimalismos de los bares de las capitales y los sofás de cuero de los aeropuertos, les parecerá poco. En Cádiz es una fortuna.
El segundo camarero aún tuvo huevos de mirar el platillo sin propina y luego mirarme a mí, yo que ya me iba pensando en Miguel Ascenzo al que –en plena retransmisión de un sangriento encierro de Cebada Gago en Pamplona– se le escapó aquella mítica frase de:
"¿Esto? ¡Esto es un 'sindiós'!"

FOTO: de Antonio Vázquez (aún no le he pedido permiso). Dos 'rubios' en la citada plaza.

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