Otra Calle Ancha
Hay días para alegrías y otros para seguiriyas. Es decir, días que son de noche y otros, días de día. Hoy era de noche por la mañana. La Calle Ancha de Cádiz es generalmente, una ensalada de recados, palomas, encuentros con café con leche y besos con pan, siempre con el delicioso sol de la mañana cayendo desde las azoteas. Hoy no era esa calle, sino otra avenida de la noche, de esas donde no hay taxis y no queda otra que salir con los dobladillos empapados de chaparrón con nubes.
Ni siquiera los músicos callejeros, resguardados en un portal con las puntas de los zapatos a la intemperie, parecían los mismos que la víspera. 'La alegre molienda' del sol de otros días, el compasito de guitarra y violín se había hecho soleá de letras tenebrosas que hicieron pensar. Y todo culpa de un tiempo que influye más de lo que parece y nos lleva hasta el terreno de los resbalones y la melancolía sin desesperación, el vértigo del martes con obituarios esperados y cementerios. Si respetamos Kioto –cuentan– el cielo será más amable con nosotros. Santa Teresa, que sabía de efectos invernadero del coco, dijo que cada cual debería saltar de su sombra a su sol. En eso estamos.
2 comments:
Muy bonito y eso que está escrito en otoño, nada empalagoso... Muxus
Suscribo lo dicho por Elena. Precioso, delicado, bello...
Muxus también
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